No sé qué pasa últimamente que se está extendiendo el complejo de colaborador de Sálvame entre la población. Quiero pensar que es el mal tiempo y el encierro en casa lo que provoca esa ansiedad de hablar de todo y no saber de nada, de lo contrario empezaría a preocuparme.
Es lógico que viviendo en una aldea los cotilleos estén a la orden del día, es todo como una gran familia en la que los trapos sucios son los primeros en salir. De hecho una aldea sin cotilleos no sería una aldea. El problema es que la cosa ha llegado a tal punto que se te quema la tortilla y antes de que tu madre llegue a la cocina ya lo sabe todo el pueblo y ya no solo chismorrean sino que ahora sacan sus propias conclusiones. Debe ser que se han comprado una bola de cristal para que no les falte conversación durante todo el mes.
Tal es su capacidad de chismorreo que se han desarrollado varias especies de seres que se alimentan a base de las vidas de otros:
-Primero están las que salen de su casa solo para comentar los últimos acontecimientos ocurridos en los 2 km a la redonda, que es básicamente el terreno de la aldea.
-Después tenemos a las que son fan de Petunia Dursley y su hobbie favorito es pasarse horas y horas mirando por la ventana escondida tras la cortina pensando que no se las ve… pobres ingenuas.
-En tercer lugar podemos apreciar a las que se aburren en su casa y deciden inventarse historias.
-Y por último, mi especie favorita, ellos, los señores… (No os vayáis a pensar que este fenómeno se desarrolla solo entre el sector femenino). Ellos son los peores, desarrollan su ingenio hasta tal punto que cuando ven algo interesante reducen la velocidad del coche hasta que se cale para ganar tiempo y enterarse de todo. Les encanta estar permanentemente informados.
A todas esas especies de homo cotilla os felicito por tener tanta imaginación, de verdad no os imáginais la de películas que montáis. También os informo de que aquí todos sabemos hablar pero no lo hacemos para que nadie se tenga que exiliar. Y no, no es una amenaza, sabéis que yo os quiero, y todo esto con la mejor de mis sonrisas…Viva la hipocresía.
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