Descansa en paz

Querido leopardo sé que tú no tienes la culpa de haber causado estragos durante todo este año, ni de que Vogue sentencie que recordaremos el 2010 cómo el año en que el leopardo se convirtió en un básico.

Has pasado de ser un estampado propiedad del extrarradio a convertirte en el must de la temporada: bolsos, vestidos, zapatos, carteras, bolígrafos, hasta gorros de papá Noel (lo más de lo más).
Has abandonado el armario de señoras que ya pasan una cierta edad para hacerte un hueco en el de todas las celebritis del planeta.
Y por supuesto eres indiscutiblemente el rey de las fiestas. Además no te puedes quejar, seguro que en Nochevieja triunfas.

Lo peor es que ya no solo estás en el fondo de alguna tienda, escondido por si algún valiente te lleva a casa, sino que has creado un universo tan extenso que dentro de nada te mimetizarás con el cielo. No digo con el suelo porque ya lo has hecho, más de una moqueta de leopardo han pisado mis pies en los últimos meses.
Cómo broma has tenido gracia pero es hora de que abandones este mundo, que desaparezcas de los escaparates y las revistas.

Tienes que hacer caso a una grande de España que dice que lo poquito agrada y lo mucho cansa. Así que en estas fechas tan navideñas te ruego que te vayas por dónde has venido. No te preocupes que lo has conseguido, has pasado a formar parte de la historia superando incluso a los cardados de los 80. Siempre te recordaremos cómo el mayor error cometido en esta década. Puedes desaparecer tranquilo que nadie te echará de menos.